martes, 25 de marzo de 2008

Y por fin ocurrió lo que tanto temía

No es por nada, yo adoro a mi esposo. Aún tengo las pupilas en forma de corazón por él, pero si hay algo que te tiene mi marido es que su visión es de tan corto alcance como la de un recién nacido. Eso si que te tiene el! Todo lo que quede desordenado fuera de su campo visual (que es poco más allá de su nariz) y que no le estorbe el paso, la sentada o la acostada… no existe! Sobre este tema me he resignado y normalmente termino yo recogiendo el desorden. Entiendo que es a mi a quien hace feliz ver todo ordenado y a quien saca de quicio ver cosas fuera de lugar. El jabón líquido de Sebastian es una de esas cosas que por quedar en su margen de acción, queda invariablemente destapado luego de que Andreas lo baña. Incontables veces he sido la heroína silente que a escondidas tapa el frasco y lo devuelve a su lugar, para que Andreas siempre lo consiga en el momento de usarlo, incontables veces he callado mi furia por tan nefasto error. A fin de cuentas ¿Qué tan complicado puede ser tapar un frasco luego de usarlo?!?!

Y es así como hoy luego de tanta angustia ocurrió lo que tantas veces vi venir, pero que por un descuido mío, ocurrió. Encontré el frasco destapado, acostado y con la mitad del contenido derramado alrededor.