martes, 9 de noviembre de 2010

Tormenta de nieve


Es mediodía, el viento sopla fuerte y la nieve pinta lentamente de blanco algunos rincones de las calles en toda la ciudad. Me siento cansada y confundida. Solo quiero sentarme y descansar. Una nube en mi cabeza enturbia todos los pensamientos de la mañana. Se me han agolpado y ahora me cuesta volver a ellos. Es el invierno que ha llegado.

Lo que más me afecta? El viento frío en la cara y la oscuridad en la mente.

Sigo escribiendo para seguir drenando y no colapsar, para no caer en la trampa del invierno. Trato de pensar y conversar sobre cosas objetivas, me ayuda a mantener la compostura. Si me dejo llevar por la nevada, me desplomo.

Está nevando afuera, el cielo es gris, algunos llevamos puesto sombrero blanco. La mayoría viste de negro de pies a cabeza.

Me tomo un café latte en el tercer piso de Kulturhuset. Sentada frente al ventanal veo los copos de nieve hacerse más grandes, a veces suspendidos en el aire trazando un recorrido lento y errático, a veces aceleradamente hacia la izquierda, a veces quedar atrapados en el ventanal y convertirse en gotas de agua.

Son las tres de la tarde, va anochecer en media hora. Entonces la ciudad enciende sus luces y cobran sentido tantas velas encendidas. Hay menos tantos grados afuera, pero mi abrigo, las luces y bosquejar nuevos diseños de zarcillos me hacen verlo todo con una sonrisa.

1 comentario:

Cyberpelón dijo...

No habrá invierno tan frio o noche tan larga y oscura que pueda apagar el amor de los tuyos que te llevaste en el corazón. Ánimo que aqui se le quiere... pa late es pa'llá!!!