Cuarenta y
uno e insisto, será porque me conviene, en la frase que Quino difundió a través
de Mafalda:
“La vida empieza a los cuarenta”.
En mi caso,
la vida empezó con dos bebés seguidos y una mudanza al otro lado del planeta, con
todo lo que estas cosas implican en sí y al combinarse, es decir, poco menos
que la bomba atómica!
Tal como siempre
ocurre con las películas y los libros, la realidad superó a la ficción. El nacimiento
a esta nueva vida fue traumático y complicado, como parto de adolescente:
mental y físicamente inmadura, sin comprender lo que ocurre en el momento y sin
tener la más pálida idea de lo que viene.
Y luego de
cambiar el mar de la felicidad por un mar de confusión y tocar fondo, estoy
lista para regresar a la superficie, nadar hacia la orilla y empezar a caminar.
Afuera tormenta
de nieve; adentro la calidez de mi hogar. Y aún más adentro, la certeza de que
el futuro sólo puede ser mejor. Porque yo lo digo!
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