miércoles, 24 de noviembre de 2010

Abrigos o trajes antibalas?

Tenía días sin publicar. La búsqueda de empleo me tiene absorta. Pero BESTIALE!, esto no quería dejar de compartirlo. Como habrás leído en el post anterior, el invierno esta tocando la puerta desde hace días. Pero ayer tocó la puerta y pasó hasta el patio trasero de la casa! Estamos en -1 ºC al mediodía y ha nevado treinta y seis horas seguidas. Como una garúa de nieve, que no moja pero empapa.

La nieve tan chiquita pero en inmensas cantidades resulta como la arena, y en algunos puntos se convierte en una resbaladiza pista de hielo. Si no lo has vivido, imagina tu ciudad cubierta de arena. Imagina caminar por la acera o conducir el carro sobre calles de arena suelta y en algunos puntos del camino inadvertidamente pisar una concha de mango. Llevarse a destino requiere esfuerzo y concentración, por decir lo menos.

Pero te digo, mi Bestiale! no me lo produce la nieve, sino los suecos. Estos carrizos viven, trabajan, producen, llevan a sus niños a la escuela igualito que durante el resto del año. Ellos siguen A PESAR de la nieve, del helado viento en la cara, de la pista de hielo. El invierno no los detiene, se protegen de la temperatura, mejoran el agarre y siguen. Equipos de Transito lanzan arena y piedritas en las estaciones de tren, calles y aceras; los conductores cambian los cauchos a unos con “clavos”; las personas se cambian los zapatos a unos de suelas acanaladas, se ponen chaquetas, gorras, guantes, bufandas y siguen!

Vivirlo me hace reflexionar y pensar en mil analogías posibles. Por ejemplo, hace dos noches le decía a mi hermana que, guardando las distancias, el frío es ahora mi delincuencia de Caracas, algo que me aleja de las calles. Claro, yo sé que es más fácil imaginarnos vestidos con abrigos y botas que con trajes blindados antibalas. Pero igual no deja de fascinarme e inspirarme como esta sociedad no se paraliza ni se excusa en la adversidad, sino que la asume como una condición de la que todos individualmente y en conjunto se protegen para seguir adelante.

martes, 9 de noviembre de 2010

Tormenta de nieve


Es mediodía, el viento sopla fuerte y la nieve pinta lentamente de blanco algunos rincones de las calles en toda la ciudad. Me siento cansada y confundida. Solo quiero sentarme y descansar. Una nube en mi cabeza enturbia todos los pensamientos de la mañana. Se me han agolpado y ahora me cuesta volver a ellos. Es el invierno que ha llegado.

Lo que más me afecta? El viento frío en la cara y la oscuridad en la mente.

Sigo escribiendo para seguir drenando y no colapsar, para no caer en la trampa del invierno. Trato de pensar y conversar sobre cosas objetivas, me ayuda a mantener la compostura. Si me dejo llevar por la nevada, me desplomo.

Está nevando afuera, el cielo es gris, algunos llevamos puesto sombrero blanco. La mayoría viste de negro de pies a cabeza.

Me tomo un café latte en el tercer piso de Kulturhuset. Sentada frente al ventanal veo los copos de nieve hacerse más grandes, a veces suspendidos en el aire trazando un recorrido lento y errático, a veces aceleradamente hacia la izquierda, a veces quedar atrapados en el ventanal y convertirse en gotas de agua.

Son las tres de la tarde, va anochecer en media hora. Entonces la ciudad enciende sus luces y cobran sentido tantas velas encendidas. Hay menos tantos grados afuera, pero mi abrigo, las luces y bosquejar nuevos diseños de zarcillos me hacen verlo todo con una sonrisa.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Un libro para buenos padres

A mis amigas mamás y a mis amigos papás les recomiendo el libro "Su hijo, una persona competente" de Jesper Juul .
Juul es danés y su libro se consigue en inglés y también en español. Si les interesa aún más el tema, pueden visitar su familylab-americalatina.org. Llegué a este libro por recomendación de la escuela donde están empezando mis niños.
Para mi como mamá e incluso como persona son muy llamativas las diferencias en el tratamiento que se da a los niños acá en Suecia en comparación con lo que estoy acostumbrada a ver en Venezuela. Por lo que he percibido, la "manera escandinava" tiene generosas ventajas en la salud mental y emocional de los niños, por eso decidí comprar esté libro. Apenás he leído una quinta parte y desde el principio quedé enganchada con los ejemplos cotidianos y algunos extremos de diversas culturas, incluso la latinoamericana se ve reflejada; algunas costumbres que sin uno saberlo afectan negativamente al niño.
Para los que nos criamos a la manera latina (sobreprotectora y jerárquica), aprender a ver y tratar a nuestros hijos como personas, con gustos, personalidad propia y respetarlas por eso, representa un esfuerzo extraordinario ¿Cómo puede saber mi hijo mejor que yo lo que es bueno para él? ¿Cómo puede ser malo que le limpie la boca si la tiene sucia? No se me había ocurrido pensar que con un poco de paciencia y práctica ellos son capaces de limpiarse la boca, las manos, los dientes, comer solos con cubiertos desde bebés, morder solos una manzana entera; que no hace falta gritarles y mucho menos darles la "inocente" nalgadita para que obedezcan.
Mis hijos han sido el compromiso y el proyecto más complejo y retador que hubiera podido imaginar en la vida hasta ahora, mucho más que el cliente o el jefe más exigente que haya tenido. Es por ellos que estoy en este proceso de asumir la maternidad desde una nueva perspectiva, que de paso me salpica con crecimiento personal y algunas destrezas que quizas me sirvan en otros ámbitos. Requiere asumir una actitud más exigente porque representa paciencia, esfuerzo conciente permanente y auto observación, pero tiene su pay off: cada vez que sigo los pasos, mis hijos responden sorprendementemente de manera positiva. Entonces se que se están criando en un ambiente de seguridad emocional, lo que les permite ser felices y convertirse en el futuro en adultos más felices y satisfechos.